jueves, 5 de febrero de 2015

TRES NOCHES DE LUNA LLENA

19 DE AGOSTO
Llevaba mucho tiempo planeándolo, era la ocasión perfecta, el parque, la brisa de Abril, la luna, las estrellas, el silencio. Me declaré, le dije a Tina que la amaba, que no podía dejar de pensar ni un minuto en ella, que lo mas lindo que me había pasado en la vida había sido conocerla. Quizás no debí hacerlo, por mi propia seguridad, Kevin me previno, pero ¿que podía hacer? algunas cosas son inevitables y cuando estás enamorado no mides las consecuencias, solo te dejas llevar. Y la bese; la besé antes de que ella, sorprendida, pudiera reaccionar y fue un beso... ¿como decirlo?...dulce... muy, muy dulce. Y ella me correspondió, ¡si!, me besó también, ¡tanto tiempo esperando!, fingiendo una amistad de hermanos que estaba muy lejos de sentir, Dios, solo el sentir sus labios sobre los míos, la deliciosa humedad de su lengua encontrándose con la mía, acariciar la tela sobre su cuerpo calientito, podría morir cien veces y reencarnar otras cien si es que tal cosa existe, y jamás olvidar esta noche.
De acuerdo, no era mi primer beso, antes de mudarme a esta ciudad...bueno no importa, lo cierto es que Tina era totalmente diferente a cualquier otra chica.
La acompañé hasta su casa, nuestro beso de despedida no fue tan enajenante como el primero, un beso equivocado podría romper la frágil ilusión de una noche mágica, este fue más... infantil, mas travieso, me despedí de ella con un dulce besito en la nariz.
Atravesé el parque caminando a paso lento con las manos en los bolsillos de mi blue Jean, debía ser casi medianoche, pensaba en hallar la forma de alejarla de su celoso ex-novio, he ahí la parte difícil, Armando era peligroso, y bastante, nadie podía probarlo pero en la Universidad todos sabían que estaba metido en la venta de drogas, y además no era un simple lacayo, estaba protegido por los duros del negocio. Tina me lo confesó una vez llorando, angustiada al darse cuenta de quién era él en realidad y sin saber como alejarse, y el muy...hijo de perra la había amenazado con hacer daño a ella y a su familia. Aquella vez me había jurado a mi mismo rescatarla de ese infierno y hacerla feliz conmigo. El recuerdo de sus lágrimas cayendo a raudales sobre su carita abrumada de angustia, ¡me hizo hervir la sangre!
Y allí fue cuando todo empezó...¿como puedo describirlo?, algo le pasó a mi mente, era como si...ese recuerdo se apoderara de ella, no podía pensar en absolutamente nada mas, el recuerdo iba y volvía dando vueltas...y se volvió...punzante...y doloroso. A esa hora el parque estaba casi desierto. El dolor se intensificó insoportablemente y se extendió por todo mi cuerpo, era una sensación horrible, como si hubiera una especie de ácido debajo de mi piel quemando la carne bajo ella. Caí sobre el césped revolcándome y gritando de dolor, perdí el autodominio de mi cuerpo que quedó paralizado, y yo quedé allí...tendido boca arriba al pié de un árbol frondoso…y la vi...como si me llamara...a través de un claro entre las ramas del árbol la luna llena brillaba majestuosa e hipnotizante.
Es extraño pero…esa luz plateada pareció calmarme, el dolor disminuyó, no desapareció pero por lo menos pude ponerme de pié y caminar hasta mi casa.
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20 DE AGOSTO
Ayer al acostarme aun sentía la sensación de parálisis, pero curiosamente al despertarme me sentí… ¡WOW!, ¡increíblemente bien!, jamás en mi vida me había tenido esa sensación, era como si mi cuerpo estuviera lleno de una vitalidad y energía desbordante hasta entonces desconocida.
Mamá se sorprendió cuando bajé a desayunar, ¡tenía tanta hambre! y devoré todo, normalmente solo mordisqueaba algo y me iba a la universidad.
Cuando regresé por la tarde mamá me dio la mala noticia, habían asaltado a Kevin, en la noche fui a verlo al hospital, ¡Dios!, era mas grave de lo que había imaginado, le dispararon en el pecho, los doctores no dieron muchas esperanzas a su familia. Hasta entonces yo no sospechaba siquiera que tuviera algo que ver con eso, fue necesario que ocurriera lo que pasó a la salida del hospital para que me diera cuenta.
En el parqueadero me esperaban tres sujetos enmascarados que me apuntaron con sus armas, me obligaron a entrar a su vehículo con los ojos vendados y me condujeron hasta un callejón oscuro.
Allí me esperaba Armando con su banda, sus celos enfermizos lo llevaron a designar a uno de los suyos para vigilar a Tina, y éste vio todo cuanto que sucedió ayer entre ella y yo. Ordenó que me golpearan entre todos y cuando estuvo satisfecho de mi paliza se me acercó y me clavó una navaja en mi pierna derecha advirtiéndome que si me volvía a acercar a Tina me esperaba el mismo destino que a mi amigo.
Cuando se hubieron ido…lloré…pero no de dolor o de miedo, porque yo puedo ser todo menos un cobarde, ¡sino de rabia!, como es posible que existan seres como ese tipo a quienes que les importa un comino acabar con la vida de un muchacho con tal de obtener lo que quieren, la vida…no es justa, no lo es.
Levanté mi mano ensangrentada con la que estaba de cubriendo la herida de mi pierna, proyectaba una suave sombra sobre el asfalto, la luna llena acababa de aparecer y junto a ella el extraño dolor del día anterior que amenazaba con apoderarse de mi cuerpo, por suerte podía reconocer el callejón, no estaba lejos de casa, me levanté y caminé lo mas rápido que podía con el cojear de mi pierna. Llegué a casa y subí corriendo las escaleras evitando a mamá y papá que veían televisión en la sala; cerré la puerta de mi dormitorio y me tiré en la cama, a estas alturas el dolor era totalmente insoportable, mis músculos ardían, sentí mis huesos torciéndose como si fueran a romperse, era como si…estuvieran cambiando de posición…adaptándose a otra forma totalmente desconocida para mi cuerpo. Apreté mi almohada con los dientes para no gritar de dolor dando vueltas sobre mi mismo, ya no podía contener las lágrimas y mi mente…solo podía pensar en Tina…Tina… ¡esos malditos!, ¡ese maldito Armando!, no me importa si intenta matarme, ¡voy a salvarte de él!.
Lo último que vi fue la imagen de la luna; esa perla celeste brillando a través del cristal de mi ventana.
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21 DE AGOSTO – PRIMERA PARTE
Otra vez la sensación de bienestar de mi cuerpo al despertarme pero no le presté atención al observar a mi alrededor, ¿Qué pasó aquí?, mi colchón, mi almohada, estaban hechos trizas como si hubieran sido desgarrados, de hecho en el maderamen del cabezal de mi cama había marcas de lo que parecían ser garras por improbable que pareciera y también mucho pelo regado por todas partes. Me asusté ¿de acuerdo? lo admito, ayer había pensado en ir al médico ¿pero esto? parecía tratarse de algo grave. Por lo menos la herida de mi pierna había cicatrizado sorprendentemente rápido y eso era bueno…supongo…No importa, ahora lo primordial era Tina.
Esta vez no fui a la universidad, fui al hospital a ver a Kevin y pasé todo el día allá…
Kevin murió.
Casi a las tres de la tarde, di el pésame a su familia y salí corriendo lo más rápido que pude, fui al baño y lloré hasta que se secaron mis lágrimas. ¿Era mi culpa?, ¿mi amigo Kevin había muerto por mi culpa?,  No es justo que él haya pagado con su vida mi derecho a enamorarme, como cualquier hombre normal.
Finalmente decidí que si era mi culpa o no ya no importa, Armando lo pagaría.
No fui donde los polis; se decía que los de las drogas habían comprado a algunos de ellos a raíz de los constantes casos de ciudadanos que denunciaban a expendedores y estos salían libres muy pronto, así que aún sabiéndome vigilado fui a casa de Tina esa noche.
Lo siento por papá y mamá pero decidí escaparme con ella; les dejé una carta explicándoles todo y pidiéndoles que acudieran ante autoridades mas competentes en vez de ir a esa estación repleta policías corruptos.
Valentina era hija única y no era muy “acomodada” que digamos; sus padres se sacrificaban trabajando todo el día y llegaban muy tarde en la noche.
Encontré la puerta de la calle sin seguro y entré sigilosamente, la sala solo estaba tenuemente iluminada por una lámpara de mesa. En la segunda planta, donde estaba el dormitorio de Tina se escuchaban gemidos y…lo que parecía ser bofetones, subí rápidamente en puntas de pies y me asomé a su puerta, lo que vi…
Tina estaba atada semidesnuda llorando, su rostro estaba abofeteado y ensangrentado y sobre ella…lo reconocí…era ése, el que la había estado vigilando; estaba drogado…y abusando de ella.
Me salí de control, me abalancé con furia sobre el tipo y lo derribé de la cama, la rabia, el dolor, la ira, me dominaban por completo, le golpeé la cabeza contra el suelo, pero no fue suficiente, el tipo era demasiado fuerte y se colocó sobre mí tratando de estrangularme. De reojo vi que Tina había vuelto la cabeza hacia mí, se había desmayado…o acaso…
Y la luna salió…
Y miré al infeliz…algo en mis ojos debió asustarlo porque aflojó levemente la presión…pero yo no…yo apreté su cuello con fuerza…ahí estaba de nuevo el dolor de mi cuerpo, solo que ahora fue diferente, fui consciente de los cambios en mi cuerpo aunque no podía verlos, primero fue mi vista, perdí los colores, empecé a ver todo en blanco y negro; luego los olores y aromas, llegaban hacia mí de todas partes, saturando el aire cercano a mi nariz, el del sujeto, el de Tina, el de la alfombra, el del computador; ahora los sonidos resonaban en el interior de mi cabeza, ruidos cercanos y lejanos, los escuchaba todos. El dolor se agudizó pero yo no lo solté, el sujeto luchaba por respirar pero no me golpeaba, ahora me miraba con una mueca de terror en sus ojos y mis brazos…se habían vuelto oscuros y de ellos estaba surgiendo una espesa capa de pelos.
Ahora el sujeto no pesaba casi nada, me incorporé y lo levanté en el aire sosteniéndolo del cuello con un solo brazo, me pareció que me había vuelto mas alto, solo bastó apretar un poco para sentir como mis dedos atravesaban su garganta y las vértebras de su cuello se quebraron como porcelana.
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21 DE AGOSTO – SEGUNDA PARTE.
La sangre resbalaba por mi brazo y me miré al espejo.
Por un momento me sorprendí pero mi mente pareció aceptarlo como si fuera algo natural.
Era un lobo, era un hombre lobo, poco importaba si jamás me había mordido uno, poco importaba si en esta parte del mundo jamás se hubiera visto alguno, poco importaba si moría con balas de plata o no, poco importaba si solo existían en películas y novelas, era un hombre lobo simplemente porque ¡Así era! Y punto. Así lo acepté al instante sin más explicaciones.
Estaba un poco inclinado hacia delante, como si tuviera una joroba y me había crecido hocico, el pelo sobre mi cuello estaba erizado y me cubría todo el cuerpo excepto en mi pecho donde la piel era de color gris oscuro o eso creo, el pecho había robustecido al igual que mis brazos, mis uñas también habían crecido y eran largas, duras y filosas. Quizás lo más terrorífico eran mis ojos, eran amarillos y brillaban siniestramente.
Desvié la vista hacia el muerto y hacia la sangre de mi mano…y me dio hambre…un hambre como nunca había sentido en mi vida.
Tina seguía desmayada, ahora estaba seguro de que no había muerto porque podía oler y escuchar su suave aliento.
Me abalancé sobre el cadáver aún caliente y comí con voracidad.
Después de haberme saciado ocurrió algo raro, decidí que ya no quería seguir siendo lobo…y volví a ser humano, así nada más, sin dolor, solo suave, muy suavemente volví a la normalidad, no sentí remordimiento alguno, solo una sensación de paz, como si hubiera hecho algo que tenía que hacerse. De no haber sido yo, Armando lo habría matado al enterarse de lo que había hecho su débil y drogado subordinado. Desaté a Tina, le compuse el vestido y la cubrí con la sábana, la llevé a la habitación de sus padres y la dejé allí dormida, ella había pasado por algo que ninguna mujer debería sufrir, pero el verdadero responsable de todo esto estaba libre, y eso tenía que acabar.
Regresé al dormitorio de Tina y limpié todo, luego busqué el teléfono móvil del difunto, no me equivoqué, allí estaba el número del miserable de Armando, lo llamé; seguramente no se lo esperaba, pero lo amenacé y le dije que iría ahora mismo adonde él estaba. Me asomé a la ventana, miré la luna, deseé transformarme, y lo hice, así de fácil, sin dolor.
Aspiré fuertemente el aire y lo capté, ¡impresionante! Desde allí, desde la ventana de Tina reconocí y capté el olor de Armando y me lancé tras él saltando sobre los tejados, ¡Muy rápido!, casi volaba.
Que ironía, el mismo callejón de ayer. Me detuve sobre la azotea de un edificio contiguo, ¡Ja!, creían esconderse de mí, estaban agazapados y ocultos esperando emboscarme pero yo los ubiqué fácilmente a todos y cada uno de ellos, escuchaba cualquier ruido mínimo que hacían, el olor de cada uno los delataba. Allá estaba Armando, fumando tranquilamente recostado sobre una escalerilla metálica en el fondo del callejón convencido de que nadie podía atravesar sus líneas de seguridad.
Fue fácil, demasiado fácil, veloz como el viento aparecía frente a ellos; me quedaba de pié  observándolos unos cuantos segundos disfrutando de sus caras de sorpresa primero y de horror después; un solo mordisco en el cuello o un zarpazo en el pecho era suficiente, incluso les permitía un pequeño grito para desconcertar a las próximas víctimas.
Armando se dio cuanta de que algo andaba mal al escuchar los gritos. Solo quedaba él y dos de sus cómplices, lanzaron silbidos a sus compañeros, luego, al no recibir respuesta, gritaron sus nombres. Entonces caí desde arriba frente a ellos, retrocedieron asustados al ver mi figura monstruosa, me coloqué de un salto frente al mas cercano y, asegurándome de que Armando me viera le desgarré el cuello de un mordisco, el otro lanzó un alarido de terror, pero no le di oportunidad e hice lo mismo con él, solo quedaba Armando, apuntándome temblorosamente, mientras yo tenía mis ojos amarillos puestos sobre él.
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FINAL
Siempre había escuchado que ciertos animales podían captar el miedo, pero esa noche pude sentir esa verdad, sus feromonas o lo que fueran podía sentirlas como suaves pellizcos en mi hocico, era simplemente delicioso, como un perfume o un vino dulce que me atraía y me hacía babear.
No se como, pero logró dispararme una vez, el impacto rebotó contra mi pecho duro como si fuera una piedra plana sobre el agua, me hizo cosquillas. Dejó caer la pistola.
Me acerqué hasta arrinconarlo contra la pared dispuesto a devorarlo, pero me detuve.
Le rasgué la cara de un zarpazo llevándome uno de sus ojos, y lamí la sangre en mi garra frente a él. Ahora Armando estaba llorando, encogido en el suelo y horrorizado de pánico.
No, matarlo hubiera sido…muy poco para él, la muerte hubiera sido la salida fácil. Volví a mi forma humana para que me reconociera. Me agaché y lo agarré por los cabellos acercando mi cara a la suya dejando q sintiera mi aliento a sangre; le dije que iba a dejar que viviera…con la incertidumbre de que en este mundo existían monstruos más terribles que él…y le recordé que uno de ellos…estaría muy cerca a él…siempre acechándolo…siempre hambriento….


Han pasado muchos años desde entonces, y solo sé que después de esas tres noches de luna llena jamás en mi vida pude volver a transformarme en lobo, y no voy a negar que lo intenté, incluso pasé noches contemplando la luna llena sin notar nada raro en mi cuerpo.
El por qué y el cómo lo hice sigue siendo un misterio para mí hasta el día de hoy.
Valentina logró superar su dura experiencia y salió adelante, sabía que no había sido la primera ni la única mujer que había sido ultrajada, era una chica fuerte, con el valor suficiente para no dejarse derrumbar por esos recuerdos amargos.
Hoy es mi esposa, tenemos dos hijas y la amo por sobre todo, no tenemos secretos entre nosotros… excepto uno…los sucesos de aquella noche. Pero ese secreto… al igual que el lobo ahora dormido dentro de mí…irá conmigo a la tumba.

FIN
 

4 comentarios:

  1. Aterrador. Muy bueno Darien. Me recordó a la película de "Mama" pero con una trama diferente y más terrorífica. Un abrazo

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  2. Un relato aterrador, sí señor. Dominas bien las descripciones, muy logradas, al igual que la ambientación. Ese final abierto es genial. Saludos.

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  3. Escalofriante. Una atmosfera envolvente bien lograda. Muy bueno el final.
    Un saludo.

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  4. Ana Lía, Ricardo y Federico: muchas gracias por sus mensajes. Es grato para mí que, en palabras de otras personas, haya conseguido mi objetivo al narrar una historia de terror. Sus comentarios me animan a seguir escribiendo sobre este género tan apasionante. Nuevamente muchísimas gracias.

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